Esta figura de marmolina fría, pintada a mano con esmero, narra una escena de profundo compañerismo y sacrificio en medio del caos del campo de batalla. En el centro de la composición, un soldado erguido con determinación sostiene su fusil en posición de guardia. Detrás de él, lleva con cuidado a un compañero caído.

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La obra, con sus dimensiones de 23 cm de alto y 12 cm de largo, encapsula la camaradería y el honor en tiempos de guerra. Cada detalle, desde los pliegues del uniforme hasta los matices de las sombras, está representado con precisión artística. La combinación de colores realistas y la textura de la marmolina fría infunden a la escena una sensación de autenticidad y profundidad emocional, convirtiéndola en un testimonio conmovedor del sacrificio y la solidaridad en el campo de batalla.